
Hay algo casi nostálgico en mirar a la pantalla de inicio de mi teléfono: decenas de iconos, algunos brillando con notificaciones, otros que no toco hace meses. Otros que incluso han desaparecido por decisión unilateral de mi OS.
Es un caos que empezó como exploración —la promesa de “hay una app para todo”— y terminó en fragmentación: demasiadas herramientas, muchas con funciones mínimas, compitiendo por atención.
¿Qué pasaría si hay un futuro distinto a eso? ¿Y si no tuviéramos que abrir ninguna de ellas?
Lo inminente: las apps como carcasa
Hoy, pedir comida por Uber Eats o Doordash implica abrir la app, buscar el restaurante, navegar por el menú, confirmar el pedido. Mañana, podrías decir: “Pide lo mismo que la semana pasada” y un asistente de IA lo haría, hablando directamente con la app sin que tú la veas.
Ese es el cambio inmediato: las aplicaciones dejan de ser el lugar donde interactúas y pasan a ser capas de ejecución invisibles. El asistente entiende lo que quieres —aunque lo digas mal, incompleto o mezclando idiomas— y lo resuelve orquestando varias apps en segundo plano.
Ya no necesitarías abrir la app de viajes para reservar un pasaje; bastaría con decir: “Busca algo para ir a Ciudad de México en octubre”, y el asistente combinaría tus fotos, notas y búsquedas pasadas para proponerte opciones.
La provocadora: la IA que toma la iniciativa
El siguiente paso es más radical: el asistente no espera que le digas qué hacer.
Detecta un hueco libre en tu calendario, cruza con tu lista de tareas y tu historial, y actúa.
Imagina que sales a caminar, olvidas por completo un pendiente, y al volver descubres que la IA ya lo hizo: envió esa foto a tu madre, reservó las entradas para la obra de teatro que llevabas semanas posponiendo, o dejó listo el carrito de compras con tres alternativas que cumplen lo que querías.
Aquí la conversación deja de ser “pides y te responde” y pasa a ser bidireccional: la tecnología inicia, propone, prepara, incluso ejecuta.
El futuro será híbrido
No todo puede reducirse a un chat. Habrá aplicaciones que sigan vivas y evolucionen:
Banca e inversiones para visualizar patrones de gastos, inversiones y proyecciones complejas.
Salud para mostrar modelos 3D, videos o rutinas guiadas.
Educación interactiva para aprender con práctica visual o manipulación directa.
La diferencia es que esas apps podrán ser más ricas y personalizadas, adaptándose al usuario, mientras el resto de tareas rutinarias o transaccionales se automatiza.
No es chat vs. apps; es apps repensadas y apps invisibles.
Impacto en nuestra relación con la tecnología
Este cambio puede liberar espacio mental: menos tiempo saltando entre apps, más foco en lo importante. También implica mayor dependencia: si todo lo resuelve una IA, ¿qué pasa el día que no esté disponible?
En problemas complejos —diagnósticos médicos, análisis financieros, planificación a gran escala—, la IA podría ofrecer análisis más rápidos y completos que un humano solo, reduciendo errores y acelerando decisiones.
El reto no será solo técnico, sino de confianza: decidir cuánto dejamos que la IA haga por nosotros y cuándo queremos seguir al mando.
Mirando atrás
Cuando miremos atrás a 2024, veremos esa pantalla del teléfono abarrotada de iconos como un caos que empezó siendo exploración y terminó en fragmentación: decenas de pequeñas apps olvidadas en un rincón del teléfono.
Tal vez para entonces usemos un dispositivo minimalista —o algo que ni siquiera se parezca a un teléfono—, y lo que hoy resolvemos a punta de taps y menús se hará en segundos por un asistente que entiende y actúa.
Ganaremos equipos capaces de dedicar su talento a problemas complejos, no a reinventar soluciones básicas. Pero la pregunta seguirá ahí: ¿habremos ganado control o simplemente lo habremos entregado todo a cambio de simplicidad?
Una frase para guardar
Un recordatorio para evitar ser esclavos de nuestros teléfonos.
Notas al cierre
Me inspiré para escribir este artículo después de escuchar, la semana pasada, un podcast sobre lo mal que ha manejado Apple el desarrollo de su tecnología de asistencia y orquestación de aplicaciones en iOS. En el episodio también se discutía la falta de sentido de urgencia de la compañía para alcanzar esa meta. Dejé mis otras notas aquí.
Gracias nuevamente por darme espacio en tu inbox ❤️
Abrazo.
Felipe
Mientras menos interfaces tengas delante, mejor fluye la experiencia. Cada vez me pregunto un par de veces si vale la pena bajar una app para hacer algo… muchas veces ChatGPT resuelve todo sin instalar nada más.